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Posts desde Skepchick: Comunicando ciencia

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Esta mañana, en los quickies de Skepchick había un enlace hacia como las historias de ciencia a menudo se ilustran con algún tipo que quiere acaparar la atención y tergiversar el contenido real del estudio que se describe. Esto me recordó un incidente cuando una nueva miembro del profesorado en nuestro departamento de Comunicación se presentaba a sí misma al resto de docentes de nuestra escuela, y se las arregló para meter la pata diciendo que los científicos son terribles comunicadores… estando delante de todo el cuerpo docente de Ciencias, a los que todavía no le habían presentado. Ella estaba bromeando acerca de su campo, que consiste en discutir mucho sobre ciencia. No nos hizo gracia.

Estas percepciones que a) la ciencia es aburrida / demasiado dura / demasiado complicada para explicarla brevemente, b) los científicos son malos comunicadores, y c) se necesita de otras personas para explicar la ciencia a los no científicos realmente me irritan. Leo regularmente en diferentes medios acerca de la ciencia, desde trabajos hasta entradas en blogs y a cómics, etc. Sí, algunos de los documentos puede ser áridos como el polvo, y sí, puede ser realmente complicado, pero difícilmente el tema será aburrido. La mayoría de blogueros de ciencia que leo son científicos que trabajan, pero muchos no lo son. No todos los científicos (!) son aburridos ni utilizan la jerga más que palabras llanas, y no, no hace falta ser un científico para explicar la ciencia.

Sin embargo veo estas percepciones en todos los aspectos de mi vida profesional. Enseño desde cursos de introducción, donde los alumnos que no son de último curso temen el contenido, ya que esperan que sea “¡vamos a aprender vocabulario complicado que nunca usaremos de nuevo!”, hasta cursos avanzados, con un enfoque en hacer investigación independiente y en aprender a presentarla en varios formatos. A los alumnos de estos cursos se les tiene que enseñar a no caer en ser demasiado científicos o a no pensar cómo suenan los científicos – frases largas llenas de jerga que normalmente utilizan mal, voz pasiva, etc. Esto a pesar de que se les dan artículos de muestra que son bastante accesibles en su mayor parte (aunque sí, hay demasiado de lo otro todavía).

La idea de que la ciencia debe ser transmisible en breves archivos de sonido es definitivamente un factor que contribuye a la idea de que los científicos no son buenos comunicadores. Nos emocionamos mucho con lo que hacemos, y contenernos puede ser un problema, por no hablar de que a menudo lo que hacemos no se puede comprimir fácilmente en unas pocas frases. También queremos que nuestra emoción sea compartida, sin tener en cuenta el contexto que haya que rellenar hasta llegar a la parte buena. Así nace el tópico del científico aburrido que habla atropelladamente en una fiesta. Además muchos de nosotros trabajamos en áreas que pueden ser controvertidas en un grado u otro. Yo uso la evolución todo el tiempo en mi trabajo y, aunque no sucede a menudo, he sufrido a creacionistas que empiezan una discusión al azar sobre esa teoría, en vez de escuchar los resultados de mi investigación.

Una cosa que sabemos acerca de comunicar ciencia es que depende de la amplitud de miras del oyente/lector. Incluso más que el uso de un lenguaje sencillo o mantenerse dentro del tema y evitar esas fascinantes tangentes, el grado de comprensión de lo que se explica al que el público quiere llegar podría ser la clave para una comunicación eficaz de la ciencia. ¡Mis estudiantes están más dispuestos a escuchar y entender la ciencia que les explico cuando saben que les va a caer en el examen! Los enfrentamientos se producen el enseñar la evolución, el desarrollo embrionario, el cambio climático, etc., e incluso entonces los estudiantes escuchan y aprenden, simplemente no eligen creer. Y ahí está el quid. Puedo enseñar a mis estudiantes a leer y hacer buenos gráficos y tablas de datos, interpretarlos de manera útil y precisa, para explicar los hallazgos a un público variado, pero si no puedo lograr que los estudiantes de ciencias tengan la mente abierta, entonces ¿qué esperanza tenemos cualquiera de nosotros para los que son relativamente inexpertos?

Así que la cuestión de hecho es: ¿necesitamos una mejor comunicación de la ciencia, o más bien tenemos que prepararnos, nosotros y a nuestros estudiantes, para que cuestionen sus creencias cuando vean información contradictoria? Ya les preparamos para identificar información problemática, pero ¿hacemos lo suficiente para hacer que examinen sus propios prejuicios? El ejemplo en el artículo enlazado más arriba usaba como cebo tergiversador que las mujeres hablan más que los hombres, mientras que el propio estudio no encontró diferencias en el número de palabras usadas por los hombres frente al usado por las mujeres. En una sociedad impregnada de la idea de las mujeres como habladoras/comunicadoras/etc., ¿cómo de difícil sería vender esa conclusión?

SOBRE LA AUTORA

ApostrophobiaApostrophobia es profesora en una universidad femenina en EEUU. Enseña biología, hace investigación pedagógica con sus cerditos de Guinea (sus estudiantes), y tiene un miedo existencial a los apóstrofes mal puestos.

 
Puedes encontrar el post original en inglés aquí.

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Posts desde Skepchick es la sección en la que semanalmente traeremos traducido un interesante artículo publicado originalmente en alguno de los blogs de la Red Skepchick: Mad Art Lab, Teen Skepchick, Queereka, Skepchick.se, Skepchick.no, School of Doubt, Grounded Parents, Skeptability y, por supuesto, Skepchick.


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